La designación del general chileno Eduardo Valdivia como comandante adjunto de Interoperabilidad del Ejército Sur de EE.UU. (Usarsouth), oficializada el 22 de abril en Fort Sam Houston, Texas, profundiza la subordinación del Ejército chileno al imperialismo estadounidense. Aunque otros generales han ocupado este cargo, no se trata de simple cooperación militar entre Usarsouth y las fuerzas armadas de América Latina y el Caribe, sino de una estrategia que busca consolidar la hegemonía de EE.UU. en la región, instrumentalizando los aparatos militares nacionales para sus fines geopolíticos.
Que un oficial de las Fuerzas Armadas de Chile se convierta en agente activo de los intereses y la inteligencia de EE.UU. constituye, en esencia, una traición a la soberanía nacional y a la histórica lucha de los pueblos latinoamericanos por su liberación.
Durante la ceremonia, Valdivia recibió el parche histórico de la unidad de manos del comandante de Usarsouth, gesto que simboliza lealtad y subordinación, y revela hasta qué punto el Ejército chileno se ha vuelto un apéndice de la política imperialista. En palabras del propio Valdivia: “esta es una oportunidad única para seguir forjando relaciones sólidas y mejorando nuestra interoperabilidad”.
Valdivia es oficial de Estado Mayor, con especialidades en guerra especial y educación física militar, y en 2024 encabezó el Comando Terrestre de la Fuerza Multinacional del ejercicio Panamax, liderado por Usarsouth.
Su rol, lejos de fortalecer la seguridad regional, perpetúa la dependencia y servidumbre de los Estados latinoamericanos ante Washington. Es vergonzoso que un militar chileno se convierta en instrumento de la política exterior de EE.UU., al servicio de su hegemonía y sistema de dominación, en detrimento de las aspiraciones emancipadoras y de justicia social de nuestra región.
La lucha real está en construir poder popular anticapitalista, antiimperialista e internacionalista. Los pueblos y sus trabajadores deben alzarse por la soberanía popular y territorial, con una sola voz ante la ofensiva del capital transnacional y su brazo armado. No podemos permitir que se siga entregando nuestra soberanía, más cuando EE.UU. profundiza su deriva fascista y sionista.
¡Unidad y lucha internacionalista!
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