Conmemoran el aniversario de los 50 años de la «Tarea Militar» que se desarrolló para enfrentar a la dictadura de Pinochet

En la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), se realizó este miércoles 16 de abril un acto para conmemorar el Aniversario de los 50 años de la «Tarea Militar» que significó la preparación militar de militantes del PC para enfrentar a la dictadura militar de Pinochet y que conllevó a la fundación, entre otros, del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR) liderado por Raul Pellegrin. Compartimos abajo el discurso central de este acto.

Compañeras y compañeros  

Hermanas y hermanos  

Familiares de nuestras heroínas y nuestros héroes presentes  

todas y todos.  

Queremos en primer lugar saludar en este acto de conmemoración y reivindicación política de la  TAREA MILITAR, la gesta que se llevó a cabo en las costas cubanas hace 64 años, batalla  comandada de manera presencial por el comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, heroica y  triunfante, lo que dio magnitud mundial a la primera derrota del Imperio Norteamericano en el  continente Latinoamericano. 

El devenir de nuestro pueblo está lleno de hitos, desde los más simples hasta los más complejos,  desde aquellos que la Historia celebra y acaricia, hasta aquellos anónimos, que han debido ser en  el más completo silencio, desconocidos, pero de una importancia tal que resulta un imperativo  moral, re-elevarlos al sitio que ameritan en la historia. He ahí donde ubicamos el inicio de la Tarea  Militar. Como bien decía José Martí: “En silencio ha tenido que ser, pues hay cosas que para  lograrlas han de andar ocultas.”  

Hoy celebramos los 50 años de la Tarea Militar, que particularmente hace alusión a lo que fue la  visionaria propuesta del comandante en jefe Fidel Castro a la dirección del Partido Comunista de  Chile y en forma paralela, en ese entonces, al Partido Socialista de Chile, a formar cuadros  profesionales en el Arte y la ciencia militar, dícese oficiales, a partir de abril de 1975 y hasta  comienzos de la década de los 90 

A esta tarea también se sumaron otros pueblos como parte de su solidaridad en la lucha  antifascista, Bulgaria, la RDA, la Unión Soviética, Vietnam entre otros, en una bondad proletaria  que solo puede existir entre hermanos de lucha, entregaron sus conocimientos, sus valiosas  experiencias y su irrenunciable compromiso para acrecentar el acervo político y militar de nuestros  combatientes.  

Pero en rigor, queremos conmemorar y sobre todo REIVINDICAR a todas aquellas compañeras  y compañeros a todos esos hombres y mujeres que antes, durante y después de ese hito histórico  de 1975, sobre todo en el mismo Chile, al interior del país, desde el mismo 11 de septiembre de  1973 en La Moneda, defendiendo la democracia y el proyecto popular encarnado en el glorioso  Presidente Salvador Allende, el primer combatiente desde ese dia, generaron condiciones y  elementos materiales para ir dando cuerpo, cada uno en sus trincheras y sus capacidades, a la  consolidación de una política militar que en ese entonces pudiera hacer frente y combatir de igual  a igual, con las armas en la mano a la dictadura del Tirano Pinochet.  

Tampoco se nos puede quedar en el olvido aquellos militares vocacionales, oficiales, suboficiales  y cuadro permanente, que desde las Fuerzas Armadas respetaron, defendieron y murieron  cumpliendo su promesa de defender la Constitución, la legitimidad del presidente de la República  y su amor a la patria. Muchos de ellos también proyectaron su compromiso en tareas  internacionalistas. 

Esta tarea, y la decisión de implementarla incluyó a militantes comunistas, a cuadros socialistas,  miristas y otros colectivos y orgánicas que ocuparon lugares de honor en la lucha, todos con una férrea vocación antidictatorial y antifascista y un irrestricto compromiso con la causa popular por  la libertad de Chile.  

El compromiso revolucionario de quienes comenzaron a transitar por los vericuetos de la  estrategia y táctica militar, no podía quedarse impávido ante las luchas que el tercer mundo libraba,  y consecuentes con esto de que “patria es humanidad”, los y las compañeras no dudaron en  marchar al frente de las luchas revolucionarias con expresión armada de varios pueblos.  

La derrota de Somoza en Nicaragua, y posteriormente la defensa frente a la agresión  contrarrevolucionaria financiada y dirigida por estados Unidos, la lucha del pueblo Salvadoreño, la  guerrilla colombiana y la defensa de la independencia de Angola, contó con la presencia de  decenas y cientos de compañeras y compañeros, algunos de los cuales ofrendaron sus vidas en  tierras lejanas, en esos pueblos hermanos, cumpliendo la promesa hecha por el Che de “luchar  contra el imperialismo donde quiera que este se encuentre” y también, agregando, «En  cualquier lugar que nos sorprenda la muerte, bienvenida sea, siempre que ése, nuestro  grito de guerra, haya llegado hasta un oído receptivo y otra mano se tienda para empuñar  nuestras armas, y otros hombres y mujeres se apresten a entonar los cantos luctuosos con  tableteo de ametralladoras «, pero sin duda alguna, cada uno de nuestros héroes y heroínas que  dejaron nuestro continente rociado con su sangre y su vida lo hicieron con la claridad y la  convicción, con la mirada, el corazón y la mente puesta en Chile, la liberación de nuestro país,  nuestra tierra, nunca, dejo de ser la “misión principal” para cada uno de nosotros y nosotras.  

Chile, por su parte vivía las etapas más oscuras de la dictadura. Se perseguía, detenía y eliminaba  a los militantes de los partidos populares. Varias direcciones del Partido Comunista, del Partido  Socialista y del MIR fueron asesinadas. Honor y gloria eterna a esos y esas militantes de la  revolución. El modelo económico se instalaba a sangre y fuego, cualquier atisbo de rebeldía era  literalmente eliminado. Es así como asumiendo que a la fuerza reaccionaria es imprescindible  oponer la violencia revolucionaria se avanzó en una concepción integral sobre el uso de todas las formas de lucha, incluso la violencia más aguda, para enfrentarse al odio fascista.  

En ese ámbito, al interior del país y con un arrojo digno de héroes, hubo quienes, aún en esos  años, sin tener preparación especial en materia combativa, opusieron resistencia armada. Estos  compañeros y compañeras sabían que, aplicando la tesis Martiana “la mejor manera de decir  es hacer”, hacían resistencia armada a la violencia brutal del estado terrorista. Fueron también,  qué duda cabe, esos y esas compañeras, parte imprescindible, heroica y generosa de la tarea  militar. Los y las combatientes, los compañeros que prestaban sus casas, a riesgo de muerte y  tortura no solo de ellos, también sus familias, aquellos que compartían sus autos, sus medios  materiales o simplemente una fachada, dieron forma y fondo al componente militar. Es en ellos  donde encontramos de verdad lo mejor de nuestro pueblo, ese pueblo silencioso pero rebelde,  humilde pero orgulloso de su esencia. Esos héroes y mártires que sin preparación ni formación  técnica actuaban con la agudeza de la mejor academia y la entrega del más convencido  combatiente, fueron un verdadero ejemplo para todo el quehacer político de Chile y para todo el  movimiento popular, fue la chispa que inició el principio de la caída de Pinochet.  

Es ese fragor, en ese acumulado de experiencias y acciones concretases del pueblo, toma forma  y decisión la POLÍTICA DE REBELIÓN POPULAR DE MASAS, a comienzos de la década del 80 y la maduración viable en los años de mayor alza en la lucha del pueblo Chileno la tesis de la  SUBLEVACION NACIONAL, que crece a lo largo de Chile, en masividad y profundidad, lo que 

permite la concreción de nuevas formas orgánicas de lucha, y una de ellas en un nivel superior,  es en ese momento de maduración social y política que nace el Frente Patriótico Manuel  Rodríguez, mayor referente de la oposición militar al régimen de Pinochet.  

El componente militar en la lucha popular tomaba nombre, bandera y cuerpo, y concurrió con  acciones militares reales a defender armadamente los intereses del pueblo, acciones de  propaganda armada, apagones, recuperaciones populares y masivas, tomas y liberación de  territorios, por nombrar algunos; u otras de mayor envergadura y resonancia comunicacional,  como la internación de armas, el intento de tiranicidio al Dictador Pinochet, fugas de distintas  instalaciones carcelarias del pinochetismo y por supuesto la protección de manifestaciones  populares, grandes acciones de Autodefensa de Masas de cientos y miles de compatriotas,  hombres y mujeres decididas de nuestro pueblo, fueron acciones programadas, preparadas y  ejecutadas por nuestros cuadros, fueron espacios en donde la Tarea Militar y los diversos  estamentos armados del pueblo estuvieron presentes. 

Fue, que no lo dude nadie, las masivas expresiones populares, las protestas nacionales, las  acciones armadas de nuestra tarea militar y en justa y trascendente dimensión, la fuerza armada  del pueblo, las que abrieron paso a una situación revolucionaria, y que obligaron a los poderes  político-económico-militar, con la venia de Estados Unidos, impulsores del golpe y sostenedores  del tirano, a caminar hacia una salida pactada.  

No nos arrogamos todo el mérito del término de la dictadura de Pinochet, pero tampoco nos  dejamos engañar por el discurso hegemónico de que la tiranía fue derrocada solo con un lápiz y  un papel, porque aún ese lápiz y ese papel, habían sido hijos, estaban sostenidos, serían  defendidos por las piedras, las marchas, las luchas, las barricadas, y las acciones armadas, fusil  en mano, por miles de chilenas y chilenos que jamás dudaron en ponerse en la “primera línea”,  jamás dudaron en poner el “pecho a las balas” por cumplir el anhelo de un Chile Libre y al servicio  de millones.  

La salida del tirano, no trajo a Chile, toda la alegría prometida, y más aún, se pretendió, apagar y  olvidar, con discursos ambiguos, con presiones políticas, con “oficinas” de persecución y con  mucha, pero mucha mentira y olvido, a quienes soportaron en sus hombros la tiranía y su caída,  se pretendió olvidar y denostar a miles de los mejores hijos de nuestra tierra, entre ellos nuestros  cuadros militares, llegando a la ignominia de pretendernos aventureros personales y poner un  manto de duda al aporte incalculable del componente militar en la rebelión de nuestro pueblo. 

Todo lo dicho en honor a la magna decisión de la conformación de la Tarea Militar iniciada en el año 1975, e inclusive de muchísimo antes, refleja una cuestión permanente en la historia del  pueblo chileno, también de otros pueblos, a pesar de las transitorias derrotas. Siguen latentes las  contradicciones sociales y económicas entre –por una parte- millones de trabajadores y  trabajadoras explotados y cada vez más empobrecidos de todos los estratos, con un porcentaje  brutal de trabajo precario y alrededor del 50% con ingresos bajo los 600 dólares por familia  

y, -por otra-, una ínfima cantidad de poderosas transnacionales y capitalistas criollos, dueños de  todo lo que es riqueza natural, de los subsuelos, del mar y de las tierras chilenas, que basan su  poder en la institución del actual Estado chileno, en la cultura dominante, en una subclase social  de arribistas y lacayos de la empresa privada o en las instituciones del Estado, en la dispersión o  ausencia orgánica de las masas populares y, preponderantemente, en la coerción a través de las  Fuerzas Armadas y policiales. Las primeras, potenciándose y armándose casi en silencio. Las 

policías, desembozadamente reprimiendo todo asomo de rebeldía popular, sindical, mapuche,  poblacional, sin viviendas, estudiantil y muchas otras expresiones de rebeldía radical.  

Hoy nos recorre una pregunta inquietante relacionada con esta experiencia política reciente, con  lo que fue la formación de cuadros, con la asimilación de conocimientos, con la sistematización de  las lecciones aprendidas, con la interpretación del actual momento político, con las definiciones  que en estas materias debe tener un partido revolucionario. ¿En qué está actualmente todo esto?  Nuestro paradigma teórico, el marxismo, siempre nos invoca a que debemos comprender y actuar  en el mundo real concreto que nos toca. 

¿Qué pasó con nosotros y nosotras? ¿Ya no es feroz el capitalismo? ¿Ya no domina toda, TODA,  la economía chilena, las instituciones del Estado, la cultura, la filosofía imperante, los medios de  comunicación, la explotación de millones de trabajadores y trabajadoras? ¿Ya no hay recuerdo de  que este país era medianamente industrializado, con una agricultura reformada que abastecía a  chilenas y chilenos de productos esenciales, con la propiedad de las riquezas básicas?  

¿Qué actitud tomamos en diversos momentos de la historia chilena post Pinochet? ¿Qué posición  activa tomamos, o pudimos tomar o debimos tomar aquel 18 de octubre de 2019, en la gran  jornada de millones de la revuelta popular? Es decir, no desde el romanticismo o las buenas  intenciones de cambios, sino profesionalmente, tal como fuimos formados a partir de la década  del 70, 80 y 90, no sólo como entusiastas adherentes o ayudistas, mirando desde la vereda, sino  con la actitud rupturista y radical que debiese caracterizarnos.  

Nuevamente en esa instancia, cuando los de abajo no querían seguir viviendo como estaban, ni  los de arriba podían mantenerse, es decir frente a una verdadera situación revolucionaria, el factor  de la violencia fue decisivo, y así la derrota del levantamiento de octubre, no fue solo política sino  que fue también una derrota militar. El poder armado del estado, en represión se hizo fuerte, lo  que pasó después hasta estos días, ya lo sabemos. 

Pensar hoy día en una política revolucionaria, sin duda es más complejo. Los dispositivos de  dominación del capitalismo se han ampliado y sofisticado y entre ellos el de la violencia. Nos  debemos preparar de nueva forma, teórica y prácticamente, pero siempre al calor de los avances  propios del movimiento y la movilización social. 

Quisiéramos establecer un diálogo, una discusión fraterna con objetivos claros de remontar los  retrasos, contribuir a una política popular clara, de pleno derecho, absolutamente pública, de  determinación de lo que es necesario para la Patria chilena de una política de defensa,  consecuentemente unas Fuerzas Armadas apegadas a los intereses nacionales, realmente  patrióticas, pensando en la Patria de la inmensa mayoría, sin ataduras a los dictados de otra  potencia, FF.AA. por desgracia hoy plegadas ciento por ciento a la política militar de los EE.UU.  y, por tanto, de los intereses de las grandes transnacionales.  

Soplan vientos de guerra y estamos inmersos en una transición de época que conlleva todos los  traumas propios de la violencia institucionalizada en la lucha por el poder. Nuestra región sigue  siendo el teatro de operaciones privilegiado del imperialismo estadounidense y sus sucursales  capitalistas nacionales. Las políticas de seguridad interna, la concepción de las políticas de  defensa, las conformaciones de las fuerzas armadas siguen operando bajo ese paradigma. Se  debe levantar una concepción alternativa, popular y democrática al respecto.

Las guerras han seguido masacrando a la humanidad: hoy podemos enumerar varias, pero la  barbarie en GAZA a vista y paciencia de todos es el ejemplo más cruel.  

Aprovechamos esta tribuna, además, para reivindicar y redoblar toda nuestra solidaridad y  compromiso con la justa y heroica lucha que por decenas de años lleva incansablemente el pueblo  Palestino. Toda nuestra hermanda con la justa lucha del pueblo y la causa Palestina.  

Es indispensable volver a la reflexión sobre la vinculación entre política revolucionaria,  democracia, violencia y Estado. El propio Lenín nos decía sobre la necesidad de pensar estos  temas, tanto para tiempos de “paz” como tiempos de “sublevación”. Son los propios ritmos de la  lucha social los que determinan la oportunidad de la acción, recordando siempre que esto es parte  de una lucha real por el poder, en función de los avances de reconstitución del tejido social, de la  organización de los y las trabajadoras. Dicho fríamente, pero con toda la pasión del mundo, es  indispensable volver a pensar en el poder para las grandes mayorías de trabajadoras y  trabajadores, pese a nuestras edades y nuestra condición, allí está nuestro destino.  

La decisión política que llevó a la concreción del inicio de la Tarea Militar no puede quedar en un  lindo y heroico recuerdo, no es una quimera, no es algo del pasado. Hoy se transforma en un  desafío más complejo, pero ineludible. Hoy es pensar en el Estado, en las instituciones formales,  en la sociedad civil, en la cultura de la violencia, en la subjetividad de las personas, en la política  internacional, en la paz, etc. Es algo muy presente, absolutamente necesario e irrenunciable para  todas aquellas y aquellos que desean cambios profundos y radicales en nuestra patria y en  nuestros pueblos hermanos.  

Todas aquellas organizaciones, movimientos populares, partidos políticos que se precien de  revolucionarios deben tener y enriquecer permanentemente una concepción de lo militar acorde a  las realidades en las cuales nos desenvolvamos. La vida de un revolucionario entre las diferencias  legítimas de otras opciones, es la permanente lucha por la emancipación de los desposeídos. 

Una nueva concepción de la lucha político-social debe retomar el concepto de todas las formas  de lucha, y que hoy, tiene que ver directamente como nos organizamos miles y millones y como  enfrentamos este actual modelo neoliberal imperante para su definitiva y total derrota.  

A más de cinco décadas de haber aprendido la lección a sangre y fuego, muchos de los hoy acá  presentes, actores principales, heroicos combatientes, a la distancia de una vida que muchos no  lograron vivir porque quedaron heroicamente en el camino, entendiendo que la conquista de una  nueva sociedad es tan compleja y difícil como su defensa, asumiendo que las derrotas para los  revolucionarios son pasajeras, como dice nuestra consigna como Comité de Iniciativa por los  50 años de la tarea Militar, Conmemoramos y sobre todo REIVINDICAMOS ese pasado glorioso,  pero sobre la misma, nuestra intención es redoblar los esfuerzos y nuestra entrega, porque  lamentablemente aquella hermosa misión en la que nos jugamos por completo, misión de derrotar  la dictadura y construir un chile distinto, aún no ha sido cumplida.  

Finalmente, queremos expresar nuestra convicción por la libertad inmediata de todos y todas las  presas y presos políticos de la revuelta popular de octubre de 2019 que aún siguen encarcelados  por este Gobierno nefasto, exigimos la libertad de todas y todos los presos políticos mapuche que  luchan por su autonomía y dignidad como pueblo, de igual manera, con toda la fuerza exigimos  ahora, la libertad para Mauricio Hernández Norambuena, que lleva encarcelado inhumanamente  más de 23 años. Libertad ahora a todos y todas las PP por luchar. 

Otros pueblos hermanos hoy, aplican directa y frontalmente todas las formas de lucha para  combatir y derrotar a sus opresores, así como en nuestro territorio nacional, queremos saludar y  reivindicar la lucha combativa que está llevando a cabo parte del pueblo-nación mapuche en contra  de aquellos que los han sometido y humillado durante siglos, aquellos que han usurpado sus  territorios, saludamos la lucha que hoy llevan en contra de las Forestales terratenientes, lucha  justa y absolutamente reivindicativa de su identidad milenaria, en función de su autonomía total  como pueblo ancestral.  

Las nuevas generaciones, la heroica generación de la REVUELTA POPULAR nos está mirando,  está esperando nuestro granito de arena y por dignidad y decoro debemos estar a la altura de los  designios de los grandes y profundos cambios en nuestro pueblo, al servicio de millones.  

Cualquier cambio profundo, en Chile u otro lugar, sólo se producirá si los trabajadores y  trabajadoras de toda condición están en posesión, en su mayoría, de una actitud decidida, de  vigor, de coraje. ¿Estamos hablando muy descabellado? ¿o nos acomodamos a la idea de que  esta sociedad actual es la que soñaron nuestros padres y nosotros mismos? Compañeras y  compañeros. Hay espacio para recuperar los sueños y las utopías de una sociedad de igualdad,  de eso podemos estar absolutamente seguros. Y luchar por ello.  

Reivindicamos hoy, a nuestros hermanos y hermanas caídas, reivindicamos nuestra lucha y  nuestro aporte a la historia de Chile, reivindicamos la historia latinoamericana, reivindicamos al  compañero Allende con su fusil en mano, reivindicamos a cada uno y una de las luchadoras y  luchadores que hasta el día de hoy mantienen la dignidad en alto y la consecuencia al tope,  reivindicamos a los que no han conciliado ni se han vendido al Sistema por unas migajas,  reivindicamos a cada uno y una de esas compañeras que llevan mucho más de 50 años soñando  y sobre todo luchando por esos sueños inconclusos de una patria hermosa y pujante, una patria  SOCIALISTA, como hoy la seguimos soñando muchos.  

Saludamos a LAS NUEVAS GENERACIONES en lucha que hoy toman el bastión de continuidad  de los procesos de cambio, saludamos a las mujeres que han logrado imponer ética y dignidad en  la lucha de emancipación y saludamos a cada una y uno de los que no claudican y ponen su grano  de arena para seguir aportando al sueño del CHILE JUSTO Y DIGNO, con las enseñanzas y logros  de la TAREA MILITAR.  

Muchas Gracias.  

Comité de Iniciativa por los 50 años de la Tarea Militar  

Acto en la CUT de Santiago  

Santiago, 16 de abril de 2025

Fotos

Discurso en PDF

Discurso 50 años 16 abril 2025 CUTDescarga

Relacionado: